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17 de julio de 2012

Verano. Parte 2. Un desliz con nombre y apellido

(Primera parte)

  Fue en enero de 2011 que empezamos a salir. Yo me iba de vacaciones a la costa con mi familia, y la llevaba a Sofi. Fueron las únicas vacaciones que nos fuimos juntas. No nos importaba nada, éramos un desastre andante y si queríamos quedar mal me parece que lo lográbamos. Aunque cuando la gente está de vacaciones la mayor parte del tiempo le resulta simpática la locura de los demás. Es que es Sofi, y con ella puedo hacer lo que quiero. Nada de cómo estás, qué querés hacer, a dónde vamos. Con ella no se pregunta, si no la banco me voy, si quiero la despierto, la dejo sola, le grito, somos hermanas.
  No se por qué será o si le pasará a alguna de ustedes, pero cuando estás con tu mejor amiga de vacaciones, por una cosa u otra terminás charlando con hombres, haciéndote amigos hombres, pegando onda, lo que sea. Pero no vas y decís 'Hola' en el medio de otro grupito de mujeres, eso no existe. Las mujeres nos odiamos por naturaleza. Mirá la bikini que tiene puesta, fijate el pañuelo, uf cómo camina, mirala mirala, a ese se lo quiere levantar. Los flacos son más básicos. O les gustás o no. Tomás mates en el medio de la playa y no lo mirás como buscándole el defecto.
  A lo que voy es que yo lo quería muchísimo a Juli, de eso no hay dudas. Pero llevábamos un par de semanas, y por más que jamás pensé en cagarlo ni lo hice (en ese momento), estaba en la costa, con mi mejor amiga, y como ya dije antes quería gustito para el verano.
  Nos pasábamos las noches rodando por la arena, cantando a los gritos o solamente mirando el mar, la gente. Hubo una de esas noches que nos habremos aburrido, ya ni me acuerdo. Resulta que fuimos al centro que había allá (va, centrito, una plaza, un kiosco, dos o tres banquitos). Habían puesto una de esas camas elásticas, saltimbanqui creo que se llama. Estábamos sentadas en una mesita mirando tres flacos idiotas que saltaban y gritaban algo respecto a los "huevitos". Se ve que no la estaban pasando muy bien allá arriba. Aparentaban unos veintitantos años. Uno era precioso. Rubio, chiquitito, esa onda de skater "me chupan todos un huevo". Era el que más gritaba. Y el que más alto saltaba.
  Yo era un desastre. Estaba de jogging, con los pelos para cualquier lado y Sofi no se quedaba atrás en cuanto a la impresentabilidad. (hola, impresentabilidad?) La arrastré hasta la calle, ella no quería irse. Ahora que lo pienso, me sentí un poco intimidada. Va a sonar algo estúpido, pero suele pasarme con la gente que es, no se... linda. No quería que me vean porque si, es cierto, me sentí intimidada por los tres. Especialmente por el rubio.
  Era la última noche. ¿Por qué siempre te pasás las vacaciones sola con tu amiga y el último día conocés gente genial? Pero siempre me pasa lo mismo. Papi me pidió que vaya a buscar a los nenes a la canchita de fútbol, ya estaba preparada la cena.
   *Paro para aclarar que la familia de mi viejo es algo parecido a "Los tuyos, los míos y los nuestros": son lo dos nenes de Clara, la mujer de papá, mi hermanito Ignacio y yo, y ahora la hermana de todos, Lucía, que por esa época todavía estaba en la pancita*
  Sigo, fuimos a la canchita. Estábamos vestidas como para ir a buscar tres nenes de diez años a una cancha de fútbol. Desastrozas. Pero era eso lo que fuimos a hacer! Hola, que alguien adivine quién estaba. Sí, los mismos tres. Creo hasta que eran más, ahora no estoy segura. La verdad es que solamente me acuerdo bien del rubio, y de los dos amigos, pero sólo porque más de una vez me los nombró después de eso: la rubia, el colorado. Así les dice y así es como yo los reconozco. Hablaban con los nenes, yo no sabía donde meterme. Ya lo dije, me daba miedo, suelo escapar de esas situaciones. Pero no me quedaba otra. Puse mi mejor cara, la agarré a Sofi fuerte de la mano, y me senté a esperar a los chicos. Les grité una, dos, tres veces. Nada. Fue uno de ellos el que nos vio y nos alcanzó a los nenes. Se quedaron charlando con nosotras. El rubio resultó llamarse Lucas, le enseñaba a mi hermanito una manera de chocar las manos. "Explosivo" le decía. Me fascinaba. No dejaba de mirarme. Era distinto. Estaba prohibido, seguro era eso. Yo tenía novio y por supuesto, el primer flaco diferente que se te cruza es un amor imposible y por imposible se hace perfecto. Quedamos en vernos a la noche en la bajada a la playa.
  No se imaginan como nos retaron. Papá no se enoja por nada. Lo único que nos había pedido que hagamos en todas las vacaciones era traer a los nenes para comer. Y nosotras habíamos tardado. Y se había quemado la comida. Ahora es tan patético que hasta me resulta gracioso. Nos dijo que éramos unas taradas y que esa noche nos íbamos a dormir, nada de andar dando vueltas por ahí. No es que era una fortaleza, no había nada más fácil que escaparse. A demás, papi siempre se dueme temprano. Pero le discutí, sí, mucho. No podía ser.
  Nos hicimos las tontas y nos acostamos. Lo pensé mejor y le dije a Sofía que nos quedemos durmiendo, total ya estábamos acostadas y los chicos seguro ni se acordaban que habían quedado en verse con nosotras. Sonó mi celular y lo agarré tranqui pensando que era Juli. No tenía más crédito así que pensé qué bueno era que me llame justo en ese momento. El número era desconocido. Creo que me enojé. Quería que Juli me llame o no iba a poder hablar con el hasta el otro día. Y si, eso para mi era terrible. Atendí resignada a que sea Movistar o algún número equivocado. No. Ahí estaba otra vez. La voz de Lucas era lo último que esperaba escuchar... No, no iba a quedarme durmiendo esa noche.

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